El Arsenal sintió la presión de San Mamés, un estadio único en una jornada histórica: el regreso del Athletic Club a la Champions once años después. El contrincante era de lujo , de los mejores de la Premier, semifinalista el año pasado tras remover al rey de la competición, al Real Madrid, pero los primeros minutos tuvieron un claro color local. El aparato de Valverde apretaba, hurtaba y llegaba.









