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Lamine Yamal reapareció y no tardó en hacerse notar. Sergio Francisco cambió a su lateral al tiempo. Entró Sergio Gómez, se encontraba fresco, y la primera oportunidad que tuvo que confrontar al radical , logró frenarlo. No tardó la estrella joven en regresar a tener la pelota con virtud , y el defensa ya no pudo con él. Le dejó espacio para que saliese por la zona de la pierna derecha, y por ahí lo logró. Es la pierna menos hábil, pero se ganó el bastante espacio para sacar un óptimo centro y que Lewandowski marcara de cabeza el 2-1.

El fútbol, tan complejo, en ocasiones es de una facilidad aplastante. El Atlético aplastó al Real Madrid en el derbi del Metropolitano (5-2) por el hecho de que jugó mejor. Bastante superior , incluso mucho más de lo que evoca el resultado que bien ha podido ser mucho más abultado. La lírica llena las previas de esta clase de encuentros, las apelaciones a la emoción y la pasión inherentes a duelos de epidérmica rivalidad como este.

El Real Oviedo nos propicia un viaje 24 años atrás. Un intrépido Barça volvió a plantar la línea de defensa en el centro del campo para buscar de qué manera torpedear el área ovetense. Al pie del cañón, Marcus Rashford, al que le incentiva la titularidad y quien comenzó a repartir trallazos ante un gigantesco Aarón Escandell. Le paró dos al inglés, que fue el que más riesgo llevó en los primeros compases donde el asedio blaugrana fue interrumpido por una mala salida de Joan García.

El Sadar se quedó pasmado con el gol postrero del Elche. Fue un castigo merecido para Osasuna, por cierto , si bien con ese rejón afilado del accidente en el tiempo de prolongación que siempre duele más. Se estaba generando la analogía de regresar a ganar en el hogar con el aparato echado atrás hasta ese horrible minuto 91 en el que se causó el fallo de Sergio Herrera en una salida desafortunada.

El Atlético de Madrid recupera la senda de la victoria a costa del Rayo Vallecano en el derbi madrileño del sábado en LaLiga, disputado este miércoles en el Metropolitano. El conjunto de Diego Simeone logra su segundo triunfo de la temporada no sin padecimiento y gracias nombrado por el técnico argentino como su mejor futbolista: Julián Álvarez, autor de un triplete que sirvió para abrir la cuenta y acabar con el padecimiento con apariencia de remontada.

El Real Madrid sigue con su pleno de triunfos en LaLiga, de la que es líder. El conjunto blanco ganó al Levante en un partido en el que el grupo ‘granota’ asustó a los blancos en el comienzo de la segunda parte, en el momento en que marcó el 1-2, pero apareció Mbappé para marcador un doblete en dos minutos que cerró el triunfo blanco. Xabi Alonso puso en escena un equipo sorprendente. No por la titularidad de Vinicius, si no pues Carreras era uno de los centrales de un Real Madrid que jugó con defensa de tres, dos pivotes –Ceballos y Valverde– y por enfrente de ellos, Mastantuono, Arda Güler, Mbappé, Vinicius y Fran García.

El FC Barcelona es una máquina a la perfección engrasada. Da lo mismo quien juegue, la plantilla al terminado está enchufada y revela a Flick que todos están aptos para accionar cuando el técnico alemán lo requiera. El cuadro culé alardeó de hondura de plantilla frente al Getafe y se llevó con solvencia un partido que decantó Ferran en la sección primera y sentenció Olmo en la segunda (3-0).

El hambre de proseguir invicto lanzó al Real Madrid en Anoeta con un Kylian Mbappé endiablado durante la primera parte. Su agilidad le dio dos alegrías cortas a los madridistas en forma de gol porque Mikel Oyarzabal quiso dejar la fiesta en el hogar utilizando la expulsión de Dean Huijsen. Caracoleó el francés en el área en el arranque ante la pasividad de la defensa ‘txuri urdin’ y renunció con la cesión a un Arda Güler que aguardaba en la frontal para empalmar la pelota hacia la portería. Pero, de nuevo , el tormento del fuera de juego: apareció el semiautomático para determinar que el delantero partía de situación adelantada y privó a los madridistas de obsequiarle el primer y tempranero tanto a su entrenador, Xabi Alonso, que volvía a la que fue su casa. Algo que no tardaría en ocurrir.

Joan García ha sido uno de los nombres del verano en el mercado de fichajes. Su marcha del Espanyol para sumarse al Barcelona, eterno rival perico, causó poco menos que un terremoto en el fútbol español. El cuadro culé invirtió 25 millones en el portero sabedor de que ya es uno de los mejores del mundo. Y de este modo lo demostró en Vallecas, donde mantuvo a su equipo ante un Rayo valeroso que debió conformarse con un punto por culpa del misión catalán (1-1).