El Sadar se quedó pasmado con el gol postrero del Elche. Fue un castigo merecido para Osasuna, por cierto , si bien con ese rejón afilado del accidente en el tiempo de prolongación que siempre duele más. Se estaba generando la analogía de regresar a ganar en el hogar con el aparato echado atrás hasta ese horrible minuto 91 en el que se causó el fallo de Sergio Herrera en una salida desafortunada.
Con fútbol y ocasiones , el Elche había perseguido el empate durante una segunda parte en la que Osasuna volvía a dar un peligroso paso atrás mientras se le agotaba el combustible. Sin poder cerrar el marcador en la toma errónea de resoluciones al contragolpe, los de Lisci tampoco supieron tener el control en el momento en que todo se ponía al rojo vivo. Siendo superior, el rival había llamado a la puerta varias ocasiones hasta que la cruzó de verdad. Pedrosa entró hasta donde le dejaron. Juan Cruz, de improvisado carrilero derecho, no dominó la carrera hacia atrás.
Boyomo se perfilaba para ir al corte como en tantas oportunidades de la tarde y optó por dejar vía libre a su portero, que venía de cara. A Herrera se le debió nublar el pensamiento y en plena indecisión el balón pasó de largo a fin de que el lateral del Elche metiese el pie. Fue un mazazo de los que escuecen. Pero más allá de perder 2 puntos, el partido debe emitir la señal de alerta de lo que no hace bien Osasuna en este inicio de curso. Además de esto , de un planteamiento fallido tras el reposo , se echaron en falta mucho más energía y trabajo.
El aparato había trazado la primera parte que habitúa en el hogar , en el momento en que va a por su contrincante y se expone alegre. Se suponía a un Elche que le diese cloroformo a las pertenencias , fundamento por el que Lisci apelaba a la paciencia de víspera, pero lo cierto es que los suyos asumieron el peso de las circulaciones iniciales. Moncayola y Moi Gómez le dieron movilidad al juego en esta etapa de la temporada sin la varita de Aimar, al paso que Budimir y Víctor formaban en ataque. El croata se manejó fuerte de espaldas o cayendo a banda en un óptimo derroche al tiempo que el catalán destapaba el tarro de las esencias para marcar su primer gol.
La suya fue una obra de alta escuela. Cierto es que el Elche le dejó campo abierto por el que avanzar , pero su velocidad con el balón en los pies es capaz de romper a cualquier rival. Es un dilema en el momento en que viene disparado a golpe de corneta. En un caso así , recibió el pase cómodo de Catena, se giró , avanzó, regateó y soltó un derechazo con rosca suficientemente abierto para realizar inútil el vuelo de Iñaki Peña. Fue un disparo de una calidad tremenda que El Sadar agradeció. Como ocurría contra el Valencia y el Rayo, la lata se abría próximamente. Sendero despejado.
El Elche no inquietó a Sergio Herrera en toda la sección primera. Sarabia había hecho rotaciones en su visita a Pamplona, al tiempo que Lisci, que perdía a Rubén García horas antes por motivos de índole personal , había resuelto la incógnita del recambio de Rosier con la apuesta por un Iker Benito que estuvo incisivo para correr por la banda y servir centros para el remate. Novedad también fue Herrando, un valladar. En la línea, Boyomo estuvo imperial.
Por las bandas intentó morder Osasuna, que seguía rasguñando en la presión. Ver a Moi con esa intensidad era una buena nueva. Haciendo equilibrios entre la seguridad de la parcela protectora y la movilidad con la pelota se manejaba este Osasuna que proseguía intentando encontrar las piernas de Víctor, un futbolista que en el momento en que dosifique y elija mejor, va a ser mucho más diferencial.
En la recta final de la primera parte se vio a un aparato con energía para montar contras. Un centro de Benito lo cabeceó al lateral de la red Bretones. De carrilero a carrilero. Y antes del pitido que mandaba al intermedio, Budimir demandaba un penalti que no era y Tostó remataba otro envío de Iker.
Con un susto tremendo comenzó el segundo acto. Héctor Fort, que había adelantado su situación , no supo determinar su incursión frente Herrera en la llegada mucho más clara de los ilicitanos. Dio la sensación de que se repetía el guion de los precedentes partidos en El Sadar, con Osasuna replegado para proteger su ventaja y el adversario cercando el área.
Una aceleración de Víctor daba un respiro y alentaba a una grada con ganas de fiesta. Benito seguía con alma de radical corriendo desde atrás. El partido no estaba cerrado, lo que dejaba una nebulosa de indecisión. Rafa Mir, insultado por Graderío Sur, lanzó un tiro con su izquierda que dejó el larguero temblando.
Boyomo y Tostó eran los pilares donde se sostenía este Osasuna a manos de un Elche crecido. La gestión de las fuerzas sería un factor clave. Benito y Víctor por el momento no daban mucho más de sí. Juan Cruz, de improvisado carrilero derecho, y Becker, al campo. El Elche volvía a tocar con sus dedos el empate a los 72 minutos. Esta vez lo evitaba un monumental Herrera a cabezazo de Álvaro.
A los pocos segundos de ingresar por un Budimir entregado en el esfuerzo , Raúl no supo culminar un contragolpe que también corrió Becker. El partido se adentraba a su etapa definitiva. El Elche controlaba. Osasuna estaba faltó de fuelle. Becker perdió un balón en ataque en su énfasis de ir hacia arriba. Los de Sarabia respondieron. Llegaba el 1-1 sin absolutamente nadie que pudiera frenar el progreso de Pedrosa y Herrera, portero que da puntos, cometiera un fallo del que se seguirá lamentando.
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